jueves, 4 de diciembre de 2008

Volada de fin de año

Pareciera que fuera ayer, cuando nos preparamos para iniciar un nuevo año escolar. Sin darnos cuenta, estamos próximos a terminarlo. Ha sido otro año de intensas actividades, experiencias, emociones, preocupaciones, satisfacciones, buenos y malos momentos. Vemos la sonrisa del que ha pasado de curso y las lágrimas de quienes terminaron su Enseñanza Media y nos dejan. También, con cierta pena, las lágrimas de los que han quedado repitiendo. Muchos están deseando retroceder en el tiempo, para estudiar, para esa prueba, en que se sacaron un 2.0; quedarse a esa clase, a la que no entraron y se perdieron aquella explicación del "viejo de historia"; ingresar al liceo, ese día que se corrieron, etc. En fin, el otro año, si que van a ser responsables y estudiosos.
De los errores debemos sacar enseñanzas, para que en el futuro no los volvamos a cometer. Desgraciadamente, a veces, un error nos cuesta caro. La impotencia que se siente es enorme, cuando se tiene que asumir las acciones de otros. Duele ver, como aquella o aquel que literalmente “metió las patas”, anda como si nada y otros asumen en silencio, errores e incompetencias, que las circunstancias le obligan a sobrellevar. Duele, cuando el trabajo de un año, se va derechito al tarro de la basura. Duele haber pasado horas ante un computador diseñando cosas para cambiar y obtener logros. Duele haber perdido horas de sueño, mientras otros (as) duermen placidamente, sin asumir o por lo menos compartir los sentimientos de culpabilidad. En fin, como alguien dijera por ahí, la “chusma inconsciente” no se da cuenta ni asume sus responsabilidades.

Se acercan las vacaciones y por alguna razón, ciento que ya han pasado y que no las aproveche. Tal vez, es porque vivo acelerado, a 200 km/hora. Desde adolescente, he ido fijándome plazos y proyectos de vida a corto y mediano plazo. En Tercero Básico, me fije como meta terminar la Enseñanza Básico (lo hice), luego, cuatro años para terminar Enseñanza Media (lo hice), Cinco años para titularme como Profesor y estudiar Licenciatura en Historia (lo hice). Una vez titulado, trabajar en un preuniversitario y retirarme después de 10 años (lo hice), trabajar en La Corporación de Educación La Aruacana, hasta que pierda el encanto de enseñar (lo estoy haciendo) trabajar en el Liceo Pedro Aguirre Cerda de Puerto Varas, por un año y llegar a Puerto Montt (no lo hice). Y me pregunto ¿por qué?. ¿Qué cosa me mantiene, por 20 años, atado a un Liceo, al que he llegado a querer y muchas veces sobreponer a otras cosas que para cualquier mortal, son mucho más importantes. La verdad es que, no tengo una respuesta. Muchas cosas y vivencias, podrían ser la solución. Podría ser, que en este humilde Liceo Municipalizado, me estoy formando como profesional de la educación. Será que, en él, encontré a la persona que comparte mi vida. Será que encontré a verdaderos amigos. Será que aprendí, hace 20 años, de mis alumnos de Primero Medio, a ser persona. Será que, los tres directores que ha tenido el Liceo, durante mi permanencia, me han dado el espacio para desarrollar mis inquietudes, sueños y "extrañas" ideas. Será que en él, he vivido momentos intensos, de alegría y profunda pena. Será que me he transformado en un adicto al Liceo. Será que me ciento realizado como profesional. Será que estoy convencido de que queda mucho por hacer, que cada año, en que la tarea, por fin esta cumplida, surgen nuevos desafíos. Será que me ciento responsable por su futuro. Será que intimamente, me crea indispensable (espero que no sea esto). En fin, podría llenar páginas de será esto o aquello. Espero algún día, encontrar la respuesta y resolver este verdadero dilema, en mi vida. ¿Qué tiene este Liceo, que me mantiene atado a él? Cuando resuelva esto, llegará la hora de partir. Por el momento, seguiremos aquí, cumpliendo la promesa hecha, a principio de año, a un gran amigo y verdadero maestro.
Por el momento, lo que esta claro, es que el Liceo Pedro Aguirre Cerda de Puerto Varas, nuestro querido PAC, es sin lugar a dudas, un verdadero “Símbolo de un esfuerzo renovado”.
Por lo pronto, aquí estaré, mi amigo .... como un Tiranosuario Rex y "acordandome de los atenienses".




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